anto

martes, 16 de noviembre de 2010

Carneros y cangrejos

Sintiendo junto a sus latidos el filo del mar y su brisa neblineada
Manos unidas en el subir flotante que golpeaba sutil en cada remembranza
Imaginando durmientes de arena y mármol con tono de hueso y carbón
Hervida nostalgia de una niñez extrañada por sus esfuerzos lentos y frágiles
El amor es presentado ante el día y la oscuridad que por momentos atemoriza nuestro avance
Dos petacas, salsa y mermelada
Un beso, sal y sus tácticas
Basta un suspiro pronunciado por el cerro divino y ancestral
Basta con su sigilo para tenerme entre su piel y su hermandad
Maestro dueño de rincones victoriosos batallados por reinas anónimas que viven en palacios de madera y cristal
Historias paralelas de nuestros roces en ínfimas raíces y soberana realidad
Amor estoy embriagado de caminos fosforescentes por luz hogareña y costera
Mi amor te reconozco y admito el quebradizo lagrimal de mis ventanas verdes
Sobre mi entre piscinas el calor de tu saliva en mi estomago en mi lasciva
Entregado en cuerpo y aire me llenas de gemidos agridulces
Por momentos sin abortar el futuro de tu sangre en mis venas
Por momentos e de bailar junto a tu grueso acabar sobre mi cuerpo y tus cadenas
Onces sobre postres que nos llenan hasta explotar
Voces entre vientos cuando una puerta has de cerrar
La esperanza por nuestro regreso perpetuada en algas y magnolias
La audacia de una aventura cuando me besas bajo una lluvia de luceros en tertulia
Cuadros de nuestros tiempos que se diferencian de otros versos, de otros cuentos
Marcos de nuestros pasos que se marginan de subsuelos muertos e inciertos de profecías decapitadas y burdas
Ciudades abandonadas cuando dejas de tocar, cuando pierdes las ganas
A tu lado la razón de interactuar la pasión de tus labios cubiertos de lava
Comienza el resplandor obtenido por la brisa del sol y el llanto de un niño
Comienza esta desazón que cura el llanto del amor al absorber tu cantar de vinilo.